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domingo, 1 de junio de 2008

La condesa sangrienta


Elizabeth Bathory


Aristócrata húngara, perteneciente a una de las familias más poderosas de su país. Ha pasado a la historia por una supuesta serie de crímenes vinculados con la obsesión por la belleza que le han valido el sobrenombre de "La Sangrienta".


Nace en una de las familias más antiguas y adineradas de Transilvania el 7 de Agosto de 1560 en Eslovaquia.

Como era corriente en la época, a los once años fue prometida al Conde Ferenc Nádasdy de Nádasd y Fogarasföld, quien le doblaba la edad.

A los 15 años, en 1575 se casó con Ferenc, que entonces contaba 26 años de edad. La ceremonia tuvo lugar con gran lujo en el castillo de Varannó.


El joven conde no pasaba mucho tiempo por allí: la mayor parte del tiempo estaba combatiendo en alguna de las muchas guerras de la zona (empalando a sus enemigos sin compasión), lo que le mereció el apodo de "Caballero Negro de Hungría". Existe registro escritos de cómo Ferenc y Erzsébet intercambiaban información sobre las maneras más apropiadas de castigar a sus sirvientes; Una de sus favoritas era enterrar agujas debajo de las uñas, esto era normal entre los nobles de la época.


El Caballero Negro de Hungría murió de súbita enfermedad durante una de sus batallas y dejó viuda a Elizabeth, que contaba con 44 años. Es aquí cuando comienzan los supuestos crímenes de Elizabeth.

“Elizabeth vio a su paso por un pueblo a una anciana decrépita y se burló de ella. La anciana ante su burla la maldijo diciéndole que ella también estaría como una vieja en poco tiempo”.


Todo comienza en 1604, luego de la muerte de su marido. Una de sus sirvientas adolescentes le dió un tirón involuntario a la condesa mientras le cepillaba el cabello. En un principio tuvo suerte; la condesa reaccionó dándole una fuerte bofetada en la nariz (cuando lo normal en la nobleza era que se les mandara al patio para darle cien bastonazos). Pero cuando la sangre de la joven salpicó a una de las manos de Elizabeth, ésta pareció creer que en la zona en donde este líquido rojizo habría caído, desaparecían las arrugas y su piel recuperaba la juventud. Fascinada pensó que había encontrado la solución a la vejez, y que siempre podría conservarse bella y joven.


Según el testimonio de el conde György Thurzo (primo y enemigo de Elizabeth), al llegar al castillo el 30 de Diciembre de 1610 no halló a nadie para que le atendiera. Lo primero que vieron el cepo del patio, fue agonizando a una muchacha a causa de una paliza que se le había dado, lo que le causó la fractura de todos los huesos de la cadera. No les llamó mucho la atención puesto que era práctica corriente, pero al acceder al interior del castillo y ver a una chica desangrada en el salón, y otra viva aunque le habían agujereado el cuerpo. En la mazmorra había una docena que todavía respiraba, unas que estaban también perforadas y otras cortadas a lo largo de la última semana. Se contaron en un total de 612 doncellas asesinadas y torturadas. Todo el castillo estaba cubierto de manchas oscuras y se respiraba el olor a podredumbre.


Se decía que mientras su esposo estaba fuera, ella mantenía relaciones sexuales con sirvientes de ambos sexos, y se rumoraba que cuando tenía sexo con chicas y no era raro que las mordiese salvajemente.

Hacia el final, muchos cuerpos se ocultaron en lugares peligrosamente insensatos, como campos cercanos, silos de grano, el río que corría bajo el castillo, el jardín de verduras de la cocina... Finalmente, una de las víctimas logró escapar antes de que la matasen e informó a las autoridades religiosas. Esto era algo que había ocurrido varias veces en el pasado, con sirvientas; por ejemplo, en el otoño de 1609...

"...una joven de doce años llamada Pola logró escapar del castillo de algún modo y buscó ayuda en una villa cercana. Pero Dorka y Helena Jo se enteraron de dónde estaba por los alguaciles, y tomándola por sorpresa en el ayuntamiento, se la llevaron de vuelta al Castillo de Cachtice por la fuerza, escondida en un carro de harina. Vestida sólo con una larga túnica blanca, la condesa Elizabeth le dio la bienvenida de vuelta al hogar con amabilidad, pero llamaradas de furia salían de sus ojos; la pobre ni se imaginaba lo que le esperaba. Con la ayuda de Piroska, Ficzko y Helena Jo, arrancó las ropas de la doceañera y la metieron en una especie de jaula. Esta particular jaula estaba construida como una esfera, demasiado estrecha para sentarse y demasiado baja para estar de pie. Por su interior, estaba forrada de cuchillas del tamaño de un dedo pulgar.

Una vez que la muchacha estuvo en el interior, levantaron bruscamente la jaula con la ayuda de una polea. Pola intentó evitar cortarse con las cuchillas, pero Ficzko manipulaba las cuerdas de tal modo que la jaula se balancease de lado a lado, mientras que desde abajo Piroska la punzaba con un largo pincho para que se retorciera de dolor. Un testigo afirmó que Piroska y Ficzko se dieron al trato carnal durante la noche, acostados sobre las cuerdas, para obtener un malsano placer del tormento que con cada movimiento padecía la desdichada. El tormento terminó al día siguiente, cuando las carnes de Pola estuvieron despedazadas por el suelo".

El 21 de agosto de 1614, uno de los carceleros la vio caída en el suelo, boca abajo. La Condesa Erzsébet Báthory estaba muerta después de haber pasado cuatro largos años emparedada, sin ni siquiera ver la luz del sol. Pretendieron enterrarla en la iglesia de Čachtice, pero los habitantes locales decidieron que era una aberración que la "Señora Infame" fuera enterrada en el pueblo, y además en tierra sagrada. Finalmente, y como era "uno de los últimos descendientes de la línea Ecsed de la familia Báthory" la llevaron a enterrar al pueblo de Ecsed, en el noreste de Hungría, el lugar de procedencia de la poderosa familia. Todos sus documentos fueron sellados durante más de un siglo, y se prohibió hablar de ella en todo el país.


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